El director que hoy nos ocupa se ha ganado su fama a pulso. Tiene una amplia filmografía bajo sus hombros, en la que ha demostrado bastante regularidad y donde nos ha regalado un puñado de películas que están al alcance de muy pocos. Comparto el comentario de que se repite mucho en sus guiones, donde abundan demasiado los lios amorosos. Pero hay que decir en su defensa que en su estilo es el mejor. Esta película me ha gustado especialmente. Considero que es la mejor que ha hecho en el último lustro, como mínimo. Y le otorgo ese privilegio porque Allen ha rodado una obra sin muchas pretensiones, donde nos ha querido ofrecer una historia muy bonita y divertida, con ese humor tan característico suyo. No olvida sus temas de siempre, pero esta vez con mucha menos carga dramática, lo que se agradece. El reparto, una vez más, es impresionante, y está a la altura de las exigencias cómicas del guión.